
El teatro, como arte vivo, nos enfrenta con las grandes preguntas de la humanidad. Eso es precisamente lo que propone “Fausto y lo femenino eterno”, una puesta basada en el clásico de Johann Wolfgang Von Goethe, con dirección de Juan Manuel Correa y adaptación de Rubén de León.
“Fausto y lo femenino eterno” se presenta todos los sábados a las 20 hs en la Sala Inda Ledesma del Espacio Experimental Leónidas Barletta, ubicada en Av. Roque Sáenz Peña 943, CABA. Las entradas se adquieren en boletería.
Esta obra transporta al público a un universo en el que lo onírico y lo fantástico se funden, entre pasajes de tiempo discontinuos y atmósferas en constante transformación. Una particularidad de esta versión es que el foco está en la transgresión del tiempo: Fausto, busca recuperar la juventud y alcanzar la sabiduría absoluta; Fausto se entrega al diablo, no para buscar sólo la felicidad de los goces materiales, sino para alcanzar la dicha de la sabiduría absoluta.
“En este mundo actual, donde la búsqueda del sentido fue sepultada por la información, el deseo sometido por el consumo, traer el Fausto es un acto estético poético y de acción: la puesta de una quimera, de un sueño”, asevera el equipo detrás de la obra.
Con una estética cautivadora y una estructura que rompe con las formas tradicionales, esta puesta actualiza un clásico del teatro universal, trayendo al presente temas como la ilusión del poder, la ética en crisis, el avance sin control sobre la naturaleza y el anhelo humano por trascender los límites.
De esa manera y gracias a un talentoso elenco y un sólido equipo artístico, la obra se consolida como una propuesta intensa y poética que invita al público a sumergirse en una experiencia profundamente reflexiva.
Sobre Fausto y lo Femenino Eterno
El Dr. Fausto, un sabio que ha estudiado filosofía, leyes, medicina y teología, se enfrenta al final de su vida con una sensación de vacío. Cree haber desperdiciado su existencia. Es entonces cuando se cruza con un perro, símbolo infernal que resulta ser Mefistófeles, quien lo conduce hacia un pacto sellado con sangre. Fausto anhela recuperar la juventud y obtener la sabiduría absoluta, sin saber que su destino ha sido objeto de una apuesta celestial.
La obra respeta la división propuesta por Goethe: una primera parte dedicada al tormento existencial de Fausto y una segunda al cumplimiento (ilusorio) de sus deseos, potenciado por un brebaje mágico. Los personajes aparecen y se transforman en un constante estado de metamorfosis. La puesta desafía las convenciones del tiempo y del espacio, presentando un espectáculo en permanente mutación.
Con una mirada actual sobre los temas propuestos por Goethe, “Fausto y lo femenino eterno” confirma la vigencia de este clásico, resignificándolo desde una perspectiva contemporánea que entrelaza el deseo, la magia y la búsqueda del alma.