
NER lanza su nuevo sencillo “no toquen destrucción”. La canción surge de una profunda preocupación por el destino del icónico Luna Park. Tal como revela el artista, la primera parte de la letra nació a principios de 2024 como un “poema/descargo” ante los incipientes rumores de cierre del mítico recinto porteño.
Meses después, este boceto inicial tomó forma en el estudio de Tiago Puntunet, quien también se encargó de la producción musical y el piano. La melodía, descrita como “muy sencilla, casi tierna”, se complementó con una segunda parte de la letra, de tono más “maníaco y desesperado”. La grabación se caracteriza por un acompañamiento de piano sin tempo ni partitura, buscando una expresión más desalineada y real. A esta atmósfera íntima se suman ruidos ambiente auténticos, como sirenas y voces de multitud, junto con sutiles golpes de percusión orquestal que intensifican el clamor de la voz que suplica: “no me cierren a mi Luna”.
El contexto de la canción se enmarca en el anuncio de un proyecto de “remodelación” del Luna Park a principios de 2025 . Ante la sospecha de que esta iniciativa pueda ser una excusa para una demolición parcial o total del monumento histórico nacional desde 2007, “no toquen destrucción” se erige como una “alarma” ante el peligro de que el Luna Park sea desfigurado o derribado. La letra establece un diálogo personal entre NER y el estadio, un espacio testigo de innumerables historias y sueños que ahora enfrenta su propio final. La canción se convierte así en un último y desesperado llamado de atención, una manifestación de conciencia ante la posible pérdida de un lugar crucial para la cultura y el espectáculo argentino.
En cuanto a las influencias estéticas y sonoras, el sencillo evoca la emotividad de los musicales de Cibrián y Mahler, hitos del Luna Park como Drácula y El Jorobado de París, recordando especialmente las arias solistas acompañadas al piano. También se perciben ecos de la introspección de Fito Páez en sus temas más íntimos, donde la voz y la palabra toman protagonismo sobre el arreglo musical, como en “Yo vengo a ofrecer mi corazón” o “Al lado del camino”.
“No toquen destrucción” es más que una canción; es un testimonio de la conexión emocional de un artista con un espacio emblemático y una sentida defensa del patrimonio cultural.
