Un disco en el que reinan las baterías pulsantes y las guitarras eléctricas, además de la voz siempre protagónica de Campos. Para su creación la artista se dejó guiar por una premisa: cómo quería que ese disco se sintiera en vivo. ‘’Si bien el hilo conceptual/temático del disco fue tomando forma en el proceso, para este disco el norte que perseguí fue ante todo sensorial. Sabía cómo quería sentirme tocándolo en vivo. Quería un sonido orgánico, con más dinámica que mi disco anterior. Es un disco con una energía y una potencia muy deliberadas’’.
Una obra con un espíritu más abierto y colaborativo que trabajos anteriores de la artista. Su socio creativo en muchas de las canciones fue Cuino Scornik, letrista mítico del rock nacional (autor de ‘’El salmón’’ y ‘’Estado azteca’’, entre otros himnos nacionales). Campos compuso ‘’testigos’’, corte de difusión del disco, junto a Juana Aguirre, los chicos de Hipnótica, y Nico Landa (ex Auténticos Decadentes). Sobresalen también los dos featurings del álbum, uno con Hilda Lizarazu (en ‘’Fumando en el sofá’’), y otro con El Príncipe Idiota (alias de Mariano Di Cesare, líder de Mi Amigo Invencible) en el track ‘’500 años luz’’.
La artista construyó el sonido de las canciones junto al productor Percii, pieza clave del disco, salvo en ‘’escape’’ y ‘’fumando en el sofá’’, que fueron producidos por Matías Cella. Ambos productores trabajaron de forma cruzada en dos de los tracks. Cella fue el ingeniero de mezcla y Daniel Ovie, el de mastering. En baterías, pusieron su huella Gonzalo Martínez Oriz, Martín Lambert y Guille Salort.
La aparición de Hilda Lizarazu en uno de los tracks y la sociedad creativa en la que Campos se embarcó con el letrista Cuino Scornik ponen el broche de oro conceptual a un disco que hace muchos guiños al rock nacional (algunos más evidentes, y otros menos). Las referencias al rock nacional aparecen como migas de pan en las letras a lo largo de todo el álbum.