Gustavo Santaolalla presentó Imagen sonora de Madrid, junto a los estudiantes de la Escuela Universitaria de Artes TAI con quienes ha llevado adelante este proyecto, que tiene como fin de registrar la huella sonora y audiovisual de Madrid. “Me gusta hablar de la inexperiencia, a veces el no saber algo lleva implícito aprender algo nuevo”, ha declarado el músico, que lleva en la capital más de un mes trabajando en esta iniciativa. El proyecto se presentará públicamente en septiembre.
“Me interesa trabajar con gente joven, que está empezando y poder experimentar, aunque a estas alturas de mi vida es bastante obvio hablar de la experiencia, también me gusta hablar de la inexperiencia”, ha explicado el compositor, que ha señalado que la relación con TAI empezó cuando vino el año a la misma escuela universitaria a realizar el proyecto Inteligencia Musical. Allí, el músico y compositor, junto a jóvenes artistas de TAI, exploraron la preservación de sonidos universales en peligro de extinción utilizando tecnología de vanguardia e inteligencia artificial para crear un repositorio de sonidos únicos como legado para generaciones futuras.
Para llevar a cabo Imagen sonora de Madrid, se han formado cuatro grupos de trabajo compuestos por estudiantes de Cine, Música y Artes Visuales de TAI que han intentado narrar las historias de lugares emblemáticos de la ciudad como el mercado de la Cebada, el Retiro, Centro Centro y el metro de Gran Vía dibujando su paisaje sonoro.
Más de 30 estudiantes participaron en este proyecto que ha dado como resultado cuatro piezas audiovisuales en el que Santaolalla ha estado trabajando diariamente con estos jóvenes artistas en sesiones que han tenido tanto en rodajes en el exterior como en las salas de montaje y sonido de la Escuela Universitaria con el objetivo de capturar la huella sonora de estos lugares emblemáticos de la capital española.
“Cuando comencé la relación con los estudiantes mi intención no era enseñarles nada sino compartir y trabajar con la premisa de que un proyecto es bueno cuando lo terminas y todos se van aprendiendo algo nuevo” ha indicado Santaolalla haciendo referencia a los motivos que le han llevado a embarcarse en este proyecto, a los que también suma el hecho de que tenía “una deuda con España”, pues su abuelo era andaluz y su abuela vasca, según ha señalado.
“Este proyecto me ha dado la oportunidad de pasar tiempo en España, acompañado de gente joven. Era ambicioso, pues hay muchos lugares que pueden representar esta ciudad hermosa”, afirmó. “Mi amor por John Cage y Murray Schafer, que inventó el concepto soundscape (paisaje sonoro), hizo que me decantara por la posibilidad de ir a algún lugar con un par de micrófonos y rescatar la esencia del mismo a través de sus sonidos”, añadió Santaolalla, quien ha expresado que quería “experimentar, ver si prestar atención al sonido e imagen de un lugar sirve de inspiración para crear una pieza diferente”.
“El observador modifica lo observado, la contemplación permite reinterpretar un lugar a partir del sonido con una partitura musical. No es lo mismo pasar por un lugar que sentarse a observar. Para tratar de explicar esta dinámica me gusta usar la expresión: el oído que mira y el ojo que escucha. En este proyecto se ha trabajado con los sonidos ambiente y eso ha sido una parte muy importante de la composición; sonidos acompañados de imágenes e imágenes acompañados de sonidos”, argumentó.
“Ha sido una experiencia muy enriquecedora. El hecho de crear equipos, trabajar con otros artistas, aportar y ceder para que sea una creación en conjunto, pues el cine es un arte colaborativo, ha sido una de las cosas que más he valorado de este proyecto”, destaca María Díaz, una de las estudiantes que hoy ha presentado su trabajo junto al resto de compañeros.
“Me he llevado cosas muy enriquecedoras, como aprender a sacar algo extraordinario de la aparente nada, aprender a adaptar tus ideas en un proyecto donde la última palabra la tiene otra persona y aprender a mirar. Empezamos a mirar cosas que no habíamos visto con Gustavo. Si sabes verlo, alrededor tuya pasan cosas que pueden ser ideas curiosas, interesantes y eso es increíble”, explica Natalia Colina, otra de las artistas participantes
“Hacer un corto sin un fin ha sido muy bonito. Ese caminar sin rumbo me ha parecido muy enriquecedor. Cuando trabajas en ese proceso distinto, de forma instintiva y no racional, encuentras cosas, tu cerebro trabaja de forma diferente y en esos planos que crees que no hay nada, se encuentran relaciones que no tenías ni idea que se estaban produciendo, que el ojo de la cámara ha captado y tú no. Es un proceso artístico distinto y muy positivo, te sientes muy realizado, cuando pasa algo, algo que interesa de verdad”, explica Emiliano Reyes, otro de los jóvenes artistas participantes.
Imagen sonora de Madrid es un sueño hecho realidad del compositor, pues lleva años queriendo materializar este proyecto para el que ha elegido TAI, por su esencia interdisciplinar, su posición de liderazgo en la innovación en las artes y su presencia en el corazón de Madrid.
Esta colaboración con Gustavo Santaolalla es una muestra más de la apuesta de TAI por aunar creatividad e innovación a su formación académica y que se suma a la larga lista de nombres que ya han pasado por sus aulas entre los que se encuentran David Lynch, David Fincher, Bong Joon Ho, John Waters, Isabel Coixet, Spike Jonze, Julie Delpy o François Ozon, entre muchos otros.
Sobre Gustavo Santaolalla
Gustavo Santaolalla es un compositor, músico y productor musical, ganador en dos ocasiones consecutivas del premio Óscar a la mejor banda sonora original en 2005 y 2006 por las películas Brokeback Mountain y Babel, respectivamente, a los que se suma los 19 premios Grammy que ha obtenido, los dos premios BAFTA por Diarios de motocicleta y Babel y el Globo de Oro por Brokeback Mountain. Además, es conocido por ser el compositor del famoso videojuego The Last of Us y su serie homónima en HBO.
Es una figura esencial del rock latino de los años 90, produciendo para artistas como Café Tacuba o Molotov. Fundador de la mítica banda de rock argentino Arco Iris, pionera en fusionar música popular latinoamericana con rock. Su trabajo ha combinado elementos de música rock, folk, pop, new wave, ritmos africanos y folklore, entre otros. En los años 1990, su producción con diversos artistas fue clave en el boom del rock latinoamericano de la época.
Como músico, su álbum Santaolalla (1982) fue elegido en el puesto 86 de los 100 mejores álbumes de rock argentino por la Rolling Stone Argentina en 2007 y su canción Empujando tinta (1995) fue elegida en el puesto 487° de las 500 mejores canciones del rock iberoamericano por la revista estadounidense Al Borde en 2006.